II JORNADAS TÉCNICAS: LA PAC COMO INSTRUMENTO DE FIJACION DE POBLACION EN EL TERRITORIO

10.12.2018

En el otoño de 2018, tuvo lugar la
segunda edición de las Jornadas técnicas en las que se debatió y reflexionó
sobre la PAC (Política Agraria Comunitaria), con ellas se profundizó y analizó
si desde el mundo rural se está en condiciones de hacer propuestas encaminadas
a una "PAC" que contribuya al repoblamiento, al reequilibrio territorial y a la
conservación del medio ambiente.

El objetivo fue servir de base
para hacer una serie de propuestas que trasladamos a partidos políticos y a
organizaciones agrarias para contribuir a la fijación de la población en el
territorio. Se desarrollaron en la segunda quincena de noviembre.

La actividad se estructuró en
torno a una serie de ejes temáticos, tomando como tronco común la Política
Agraria Comunitaria. Se trazó un recorrido por el pasado, presente y futuro de
la PAC. Para dar cobertura y contenido a todos estos

aspectos, se generó un espacio de conocimiento y
debate, fundamentalmente a través de un ciclo de conferencias y mesas redondas
en las que se pudo analizar y reflexionar acerca de la incidencia que ha tenido
dicha política en el entorno rural y cómo le va a afectar su inminente reforma.
Esta modificación deberá, ayudar a mantener población en el territorio, a
través de la agricultura, que ayude a que los pueblos estén vivos, a que el
patrimonio se conserve, a mantener los paisajes naturales.

El sector agrario y el medio
rural necesitan una nueva Política Agraria Común, más comprensible, menos
burocrática y fuertemente vinculada con la sociedad, que sea más eficiente y
consiga eliminar las injusticias más clamorosas entre territorios. Se necesita
una Política Agraria Común que defienda un mundo rural vivo y al servicio de un
modelo de agricultura familiar, sostenible y social que se traduzca en
explotaciones con las que poder vivir dignamente, vinculadas al territorio, que
respondan a los retos del cambio climático, que extienda los sistemas, modelos,
prácticas y producciones sostenibles.

1) La nueva PAC debería partir de un pago por hectárea, que
estaría en función del tipo de cultivo y la mano de obra que genere. Se
trataría de un pago básico, que serviría como complemento de renta al
agricultor y sería único para cada tipo de cultivo y explotación, con
independencia de donde se encuentre situada. De esta forma se lograría
conseguir la igualdad en el pago por superficie entre territorios y titulares,
mejorándose la viabilidad económica de muchas zonas deprimidas y con mayores
dificultades que son las más perjudicadas con el actual sistema de reparto de
fondos.

2) Este pago básico, tendría que completarse con una serie de
pagos adicionales, los cuales deberían tener en cuenta un conjunto de
circunstancias que contribuyeran a beneficiar a aquellos territorios que,
debido a sus limitaciones naturales, soportan mayores costes de producción,
menos rendimiento y baja rentabilidad, poniendo el foco de atención en las zonas
más despobladas. Estos pagos, en su conjunto, irían encaminados a compensar a
los agricultores por las desventajas a las que se enfrentan, debido
principalmente a las limitaciones específicas del entorno, en el que se
encuentran localizadas sus explotaciones agrícolas. Como zonas rurales

con mayores desventajas naturales, como zonas de
montaña u otras con elevada protección medio ambiental.

Consideramos que estos pagos
complementarios deberían girar en torno a seis ejes fundamentales, bajo índice
de población, zonas de montaña, agricultura de secano, agricultores jóvenes,
agricultores profesionales, y residentes en el lugar donde se mantiene la
explotación agrícola.

- Bajo índice de población: La
permanencia de la población en el territorio rural, debería de convertirse en
uno de los principales objetivos de las políticas públicas actuales. La nueva
PAC, habría de compensar a las explotaciones que estuvieran situadas en zonas
donde con bajos índices poblacionales, premiando de esta forma el asentamiento
de población en el territorio.

- Las zonas de montaña: La adición de
un pago destinado a los cultivos, que sufren unas condiciones de vulnerabilidad
por su situación geográfica en zonas desfavorecidas desde el punto de vista de
las dificultades de modernización y mecanización de los mismos. Teniendo en
cuenta la importante labor que pueden llevar a cabo, favoreciendo las
condiciones medioambientales, de los suelos y socioeconómicas de las comarcas
donde se ubican.

- Agricultura de secano: La dificultad
añadida a la que se enfrentan los cultivos, que tienen peor acceso al agua,
cosechas más escasas, vecería en los cultivos leñosos, además de propiciar el
ahorro de agua.

- Agricultores jóvenes: Dados los
elevados índices de despoblamiento y envejecimiento de la población rural. El
relevo de generacional está más justificado, así como su profesionalización y
actualización de los niveles de conocimientos.

- Agricultores profesionales:
Garantizar que el apoyo vaya dirigido realmente a los agricultores, centrándose
en aquellos que se dedican activa y prioritariamente a la agricultura como
fuente principal de sus ingresos.

- Residentes en el lugar donde se
mantiene la explotación agrícola: La agricultura familiar y su vínculo con el
territorio, configuran un modelo de producción que resulta clave y fundamental
para el desarrollo rural y la lucha contra la

despoblación,
garantizando el equilibrio social y ambiental, así como la vertebración
territorial.


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